lunes, setiembre 08, 2008

mantequilla de maní







Peanut Butter


para Mary Ann

en este tiempo valiente y oscuro
nada parece ser confiable
pero creí que tu corazón sí lo era
y no, no lo era

ahora, de verdad,
piénsalo bien,
nada es confiable
en este embriagado mundo

ni siquiera la mantequilla de maní
escuché que la hacen ahora
con granos de segunda
y le agregan después saborizante artificial

entonces volviendo a ti
ojalá hubiese leído la letra chica
en tu etiqueta
si es que la hubieses tenido

cual mantequilla de maní de segunda
eres dulce pero sin alma
alguien en quien no se puede confiar
alguien que no vale nada

una farsa


Peanut Butter, de Greg Boghossian, publicado originalmente en el sitio Jóvenes Poetas Norteamericanos (Young American Poets), julio de 2008. Traducción al castellano de Jesús Ruiz Prado


Nota: La imagen se utiliza solo con fines ilustrativos. Ninguna inferencia sobre la calidad de la mantequilla de maní que aparecen en la fotografía debería ser realizada

martes, setiembre 02, 2008

la trama invisible







"Morton me miró a los ojos y, por primera vez, mostró una chispa de humanidad.

    —¿Quiere que le de un consejo?
    —¿Por qué habría de aceptar un consejo de alguien como usted? Conozco perfectamente a los de su tipo. Desconocen lo que es la moral, la decencia, el aseo diario.
    —Escuche Marlain, usted está metido en un gran lío.
    —Bien, al menos es consecuente. Hace diez minutos que no para de decir cosas que yo no sepa. ¿Qué sigue ahora? ¿Va a decirme dónde sirven el mejor martini en Los Angeles?
    —Suficiente. Usted sí que logra agotar mi paciencia.

Golpeó la mesa con tal fuerza que hizo tambalear la botella de whisky, que en cámara lenta cayó y se volvió añicos en un sonoro estruendo.

    —Demonios Marlain, ¡mire lo que ha logrado!
    —No se lamente, era de pésima calidad.

El comentario terminó de enfurecerlo y sin que yo pudiera detenerlo acertó con un puñetazo seco en mi mandíbula. Desde el piso, su complexión parecía mayor pero su camisa de menor precio. Mi instinto decía ochenta por ciento polyester, quince por ciento algodón y el otro cinco por ciento, fibras sintéticas ordinarias, cuando menos.

    —Fui criado en un orfelinato Morton, sus golpes no lograrán amedrentarme.

Comenzó a patear mi cabeza como si fuera un balón de soccer, una y otra vez. Sentí la humedad de la sangre bajando desde mi sien, pero no lo insulté. Sólo llegué a decirle que era un bastardo, y que podía torturarme si quería, pero que eso no lo salvaría de ser un bastardo hijo de perra."


Wilmer Delmur, fragmento de La Trama Invisible, Alianza Editorial, colección Serie Noir, Madrid, 1972. Traducción de Virgilio Hernández Satur. Publicada originalmente como The Unbearable Truth, Partisan Books, Chicago, 1956