martes, julio 29, 2008

profecías v










"antes de comenzar quisiera compartir con ustedes la alegría que me produjo esta semana el sorteo de la quiniela. el 369, mi número de la fortuna, salió ayer a la cabeza y le había jugado los únicos veinte pesos que tenía en el bolsillo. claro que si hubiese tenido algo más de dinero sacaba también terminación y redoblona, pero no me lamento. no creo en la suerte pero sí en la diosa fortuna, que me ha negado últimamente sus favores (...) pero lo que nos ocupa esta noche es una nueva afrenta a la civilidad, una señal más de la decadencia en la que nos hundimos lentamente como si de arena movediza se tratara. este tiempo brutal, salvaje, bárbaro diría, enfrenta la que quizá sea la amenaza más mortífera desde el advenimiento de la transmisión electromagnética de imágenes en movimiento, que hoy conocemos como televisión. me estoy refiriendo a un oscuro sistema de comunicación que ya es popular en los países del norte y que se ha dado en llamar telefonía celular móvil. si mis cálculos no son erróneos, estimo que en algunos años asistiremos a la propagación, a la contaminación absoluta de la comunicación humana, mediada por estos dispositivos que no sólo podrían desestructurar al lenguaje tal como lo conocemos, y con el lenguaje, claro está, el pensamiento, sino que además pueden tener un efecto a largo plazo aún más terrorífico sobre el cuerpo humano. imagino un mundo plagado de chirridos y timbres, la materialización de una distopía orwelliana en la que todos hablaremos al unísono y nadie escuchará a nadie (...) las microondas ya se utilizan para elevar la temperatura de los alimentos en nuevos hornos compactos que no son más que una aberración tecnológica y que, recuerden mis palabras, pretenden competir con el fuego. negando la combustión nos negamos como seres pensantes, y enarbolando la comunicación portátil estamos parando a los dos milenios de historia que nos han precedido en un fino pretil, un día de viento huracanado. no seré yo quien dé el empujón final, tampoco seré yo quien oprima el primer botón (...) antes de despedirme, quisiera recordarles que en la mesita junto a la puerta pueden adquirir algunos de mis libros a precios especiales. buenas noches, muchas gracias y disfruten de las lentejas."

wilmer delmur, fragmento de su discurso de apertura de la kermesse anual de la parroquia san cristóbal en brazo oriental, montevideo, noviembre de 1987

1 comentario:

paula dijo...

siempre recuerdo un chiste en el que un lagarto le preguntaba a una cartera: raquel, sos vos? con el mismo tono, entre tierno y desesperanzado, pregunto: wilmer sos vos?