martes, diciembre 23, 2008

la ira del gigante







"libres de todo mal, iniciamos la caminata por el sendero sinuoso que rodeaba la montaña. robin tomó la delantera sin decir una palabra. el sol bajó y el frío se volvió insoportable. mi lámpara de aceite se extinguía casi con dolor. dejé de sentir las piernas. llevábamos ocho horas de marcha sin detenernos. no había nieve. caminar sobre la piedra húmeda era como patinar sobre jabón. robin se detuvo, se arrodilló y miró al cielo. sus palabras resonaban en el acantilado. no tenemos comida ni agua, le dije. rezar no va a ayudarnos, nunca vi que lloviera fruta abrillantada. ignoró mis palabras y escupió el piso. yo no sentía mis piernas. éramos sólo él y yo, contra el acantilado, a la sombra de la montaña, en la más absoluta intemperie. tres días después robin murió de frío. tenía los labios morados y la piel blanca, luminosa. estaba feliz, pero él no lo sabía"

wilmer delmur, fragmento de Las Aventuras del Capitán Murdock: La ira del gigante, editorial Acme Agency, colección Robin Hood, Buenos Aires, 1962.